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FERNANDO J. MARTINEZ. ENTREVISTA

septiembre 11th, 2012 by Javi Pérez

Conocí a Fernando J. Martínez hace muchos años cuando corríamos descalzos por una tarima con el fondo de música de dibujos animados. Ninguno de los dos estábamos locos: recibíamos clases de interpretación con la desaparecida actriz y profesora Marina Durante. Para ambos, la experiencia fue un coqueteo con el inabarcable universo de la actuación. Ha pasado tiempo y a lo largo de estos años Fernando ha desarrollado una intensa carrera como realizador de televisión. Tras mucha espera y arduo trabajo ha podido ver plasmado en pantalla grande su pequeño sueño: el cortometraje “La luz del mundo”. dirigido al alimón con Alfonso García.

Por Javi Pérez

La luz del mundo

Vi “La luz del mundo” en el estreno el pasado 3 de abril y pude entrever ideas filosóficas como el concepto de alienación o analogías como la diáspora judía. ¿Hay alguna intención por vuestra parte de aludir a alguna cuestión concreta?

No hay un intento de aludir a cuestiones concretas. De hecho el uso del género de la ciencia ficción creo que tiene esa ventaja, y es que puedes hacer alusión a cuestiones de la realidad humana que pueden ser extrapolables a distintas épocas y contextos. Dónde uno puede ver que estamos hablando de la diáspora judía, otros pueden pensar que estamos haciendo referencia a momentos históricos más actuales, o simplemente haciendo referencia a todos aquellos momentos de opresión que ha sufrido la raza humana a lo largo de su historia. No creo que sea una virtud de nuestro corto, sino más bien una virtud del propio género de la ciencia ficción, y la razón por la cual ha estado tan vigente siempre, precisamente por su capacidad de hablar de cualquier tema a través de la metáfora. Además de facilitar en muchos momentos el esquivar la censura del momento, siempre deja en el espectador la decisión activa de interpretar y de aplicar la historia a los contextos que tengan más sentido para él.

¿Cuál es la gran metáfora del “el ver”?

El conocer. El ver es la capacidad de saber, de aprehender lo que le rodea a uno y comenzar a formar una teoría sobre la realidad. Para los protagonistas de ·La Luz del Mundo» empezar a ver es empezar a vislumbrar partes de la realidad que no conocían, pero lo más importante de todo, es empezar a vislumbrar la verdad.

La historia hace una clara referencia a la religión católica, cuando en otros aspectos crea un lugar y espacio histórico indeterminado. ¿Cuál es la razón de esta clara alusión?

Mientras que en otros aspectos aludimos a momentos y realidades históricas humanas de manera genérica, las alusiones a la religión católica no son meras referencias sino más bien un uso de un tejido cultural muy conocido para utilizarlo como background. Supongo que si fuéramos musulmanes y hubiéramos realizado el corto en un país islámico, habríamos usado la religión musulmana. De hecho en un primer borrador del guión no había referencias religiosas y la amenaza final no era del mismo tipo. El usar un fondo de religión católica ha sido básicamente una decisión práctica. Queríamos utilizar un referente de elemento opresor que sea entendible por el público de manera general. Además el catolicismo ofrece un amplio catálogo de elementos muy jugosos para la elaboración de un relato de ciencia ficción, y el contar con el conocimiento general que hay en la cultura popular  hace mucho más fácil el juego metafórico que queríamos llevar a cabo.

Siempre me ha parecido una heroicidad la de aquellos directores que se meten en proyectos tan arriesgados de cortometraje ¿Crees que tanto esfuerzo tendrá su recompensa?

La recompensa o el éxito siempre depende de lo que quieras conseguir. Mi primer objetivo era contar la historia que tenía en la cabeza y a la vez hacer quince minutos que entretuvieran a un espectador objetivo que no supiera nada de nuestro relato. Eso, a grandes rasgos, creo que lo hemos conseguido. En cuanto a recompensas de tipo más material, la cosa es complicada, pero para que te voy a mentir, lo sabía antes ni siquiera de rodar un solo fotograma. Recuperar dinero a través de premios en festivales es prácticamente una utopía, aunque me creyera que hubiera montones de miembros de jurados esperando nuestra obra con los brazos abiertos. Además de que el mundo del cortometraje es amplísimo y lleno de grandísimos trabajos, creo que nuestra historia tampoco es del tipo que más gusta en muchos festivales generalistas. Supongo que las recompensas que uno se marca como objetivo al hacer una cosa así vienen por otro lado, por el lado de mover tu trabajo allá donde crees que puede haber interés por verlo, que hable bien de tu capacidad de contar historias, y que pueda ser una carta de presentación para abrir puertas a la hora de mover el siguiente proyecto.

La gran cuestión… ¿Por qué hacer cine y no ser funcionario o trabajar en una oficina de ocho a tres?

Porque tiene que haber gente para todo. Hay quien persigue ser funcionario y trabajar en una oficina de ocho a tres, hay quien persigue no quedarse quieto en un mismo sitio demasiado tiempo y probar cosas nuevas, y hay quien pasada la infancia no se conforma con las historias que le cuentan y quiere contar las suyas propias (aunque puedan no interesar a nadie).

Una  típica pregunta: ¿cómo conseguisteis a la niña Irene García?

Mi madre tiene una escuela de teatro en la que se imparten cursos infantiles y entre los alumnos de esos cursos organizamos un casting para encontrar a los niños de figuración. Irene ya había hecho un par de años de esos cursos y había hecho un par de obras de teatro infantil. En un principio estábamos buscando a nuestra Alba a través de agencias y con la ayuda de una directora de casting, pues pensábamos que el personaje era demasiado complicado como para dejarlo en manos de una desconocida con pocas tablas en la interpretación. Pero a la hora de buscar a estos niños figurantes, y tras grabarla y hablar con ella, me llevé la sensación de que Irene tenía la madurez y la seguridad como para hacer algo más. Así que le hicimos una prueba más y nos demostró que no solo físicamente daba la talla para interpretar a Alba, si no que tenía la suficiente capacidad como para llevar el personaje a buen puerto.

¿En algún momento se os pasó por la cabeza rodarlo en inglés, con actores más famosos o con algún otro reclamo que aderezara la factura final?

Nunca se nos pasó por la cabeza rodarlo en inglés. Primero, porque no es un largometraje con expectativas comerciales donde puedas pensar que al hacerlo en inglés vas a obtener más oportunidades de distribución. Si fuera un largo y por el tipo de película que es (cine de género), podrías pensar que sería interesante rodarlo en inglés. Pero sinceramente, para rodar algo en una lengua que no es la tuya tienes que hacerlo doblemente bien para hacerlo bien, y tampoco es cuestión de arriesgarte a que algo que pueda quedar bien quede peor solo por eso. Y más en un momento como el actual en el que cada vez importa menos el idioma o el contexto cultural de donde proviene la obra a la hora de distribuirlo. En un panorama como el presente donde una película indonesia como ‘The Raid’ se convierte en el nuevo referente internacional en cuanto a cine de acción, o donde los propios norteamericanos se atreven a rodar en castellano, como en el caso de’ Che’ de Steven Soderbergh, rodar en inglés solo tendría que ser algo que viniera dado por la propia naturaleza de la historia. En cuanto a rodar con actores más famosos sí que es algo que distintas personas nos dijeron en algún momento. Pero sinceramente me parece triste que haya la necesidad de buscar caras conocidas para poner en marcha un proyecto que lo que tendría que hacer es dar a conocer el trabajo de gente no conocida, y no solo en el aspecto de la dirección, sino también en el de otros apartados técnicos, y por supuesto en el de la interpretación. Tuvimos un par de opciones de nombres conocidos, pero por ejemplo en el caso del personaje de Clarisa, fue escrito específicamente para la actriz Marina Durante. En el caso de los demás personajes podríamos habernos adaptado, aunque como te digo, prefiero que la gente descubra de lo que es capaz Javier Ramírez, Javier Gadea, Irene García o Jose Royo, a mostrarles una vez más un rostro que ya han visto millones de veces, y que además haga más difícil creerse la historia por tener asociado a ese rostro otros personajes más famosos.

¿Cuál ha sido el proceso de postproducción?

En el caso de «La Luz del Mundo» ha habido un proceso más largo que complicado. Desde que rodamos teníamos clarísimos los planos que necesitábamos y los procesos que requerían para llegar a las imágenes que teníamos en la cabeza. El problema, una vez más, y como en todo corto ajustado de presupuesto, es tener la disponibilidad de gente que en la mayoría de los casos te están regalando su trabajo y su tiempo. Las secuencias más complicadas de terminar fueron obviamente aquellas que requerían trabajo de infografía (llevado a cabo por Alberto Hernández) y los planos con matte paintings donde se reconstruye el aspecto de la ciudad del futuro. Además hay una secuencia de animación construida íntegramente en base a dibujos realizados por Juan Muñoz (quién también diseñó los matte paintings de la ciudad y realizó el story board del corto). Quizás esta secuencia de animación es la que más tiempo llevó porque requería más dedicación, y un tiempo con el que no contábamos. La secuencia final, rodada en plató con el uso de arneses y sistemas de poleas, y complementada en postproducción por imagen generada por ordenador, también llevó mucho tiempo. Pero lo más complicado fue decidir la técnica que utilizar para dar con unos planos de los que dependía la credibilidad de la secuencia más potente del film.

El corto tiene una destacada fotografía,  ¿qué formato elegisteis y cómo fue el trabajo durante el rodaje y el etalonaje para obtener tan buen resultado?

El cortometraje se rodó en HDCam con una Sony HDW-F900. No es precisamente una cámara de última generación, pero fue más que suficiente para que Pope Maroto (director de fotografía) pudiera trabajar haciendo un gran uso de un juego de cinco ópticas fijas Canon HD serie EJ. También hubo una segunda unidad equipada con una Canon 5D con un 50mm 1.4 y un 70-200 2.8, y un par de planos adicionales con una Canon 7D. El trabajo con Pope no se puede calificar sino de excelente. Además de ser un profesional como la copa de un pino, es un tipo que transmite buen rollo a todo el equipo, sabe cómo ayudar a relajar el ambiente en largas jornadas, y los actores se sienten muy cómodos con él tras la cámara. Además es alguien que muchas tablas como operador y muy flexible a la hora de trabajar. Si hubiéramos tenido más recursos a la hora de iluminar los habría usado sabiamente, pero si hubiéramos tenido menos, también. Es un todo terreno. En el proceso de postproducción entró Vico Martín, quien con la ayuda de Brother’s Films, nos ofreció su talento como colorista para el etalonaje del corto. En una primera fase se hizo una primera pasada de color haciendo uso del software Color de la suite Final Cut Studio de Apple, y después hubo una segunda pasada donde se marcó la intención definitiva de color.

¿Cómo os repartís el trabajo en la codirección entre Alfonso y tú?

Alfonso y yo llevamos mucho tiempo trabajando juntos, y nos compenetramos muy bien. De hecho tenemos otros dos cortos anteriores dirigidos entre él y yo junto a Alberto Murcia (co-guionista de «La Luz del Mundo»). De todas maneras cada proyecto se afronta de una manera distinta. Ambos tenemos sensibilidades muy parecidas respecto a muchos temas, y luego para otros somos muy distintos. En concreto en este proyecto, y al ser un guión de Alberto Murcia y mío, yo estuve más involucrado en la preproducción del proyecto, en la comunicación de lo que quería con los distintos departamentos y sobre todo en la dirección de actores. Alfonso se embarcó en el proyecto más tarde aportando su creatividad técnica y visual para terminar de perfeccionar el look de los planos que los dos habíamos concebido. A la hora de la postproducción es cuando las aportaciones desde puntos de vista distintos nos hicieron mejorar el resultado final, dándole una vuelta al montaje para llegar al resultado que pudiste ver. Está claro que aunque la idea original venga de una mirada, siempre mejora cuando hay aportaciones encaminadas a mejorar el producto.

¿Y qué hay de los nuevos proyectos?

Siempre hay nuevos proyectos. Nunca se sabe cuál saldrá antes y bajo qué forma, pero algo surgirá pronto. Ya sean proyectos de Alfonso y yo juntos, o por separado. Yo últimamente me encuentro muy metido en el mundo del videoclip, pero también como una forma de experimentar y probar cosas nuevas, además de haciendo mis pequeños pinitos como director de fotografía para pequeños proyectos de colegas. Mientras, escribo el guión de un nuevo proyecto, esta vez largometraje, llevado a cabo a medias con Javier Ramírez. Alfonso se encuentra preparando un nuevo cortometraje, y los dos en común tenemos un par de demos y proyectos juntos en el campo de la televisión, que esperemos que vean la luz pronto.

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"En esta industria, todos sabemos que detrás de un buen guionista hay siempre una gran mujer, y que detrás de ésta está su esposa.".
Groucho Marx (1890-1977) Actor estadounidense