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JAVI PÉREZ. AYUDANTE DE DIRECCIÓN. UN ARTISTA DISFRAZADO DE TÉCNICO.

febrero 14th, 2014 by Javi Pérez

«Esto es un trabajo, un oficio, un modus vivendi, y como tal debiera remunerarse siempre. Entre todos debemos hacer arte, cultura, industria y mercado a la vez, en especial con el cine».

Corría el año 2002.  Yo, con 18 años recién cumplidos, me dirigía al que sería mi primer contacto con el cine, el festival valenciano Cinema Jove. El destino me llevó a sentarme en el autocar al lado de un joven desconocido y enigmático. Comenzó el viaje y el silencio incómodo dio paso a una incipiente conversación que acabó convirtiéndose en horas de charla acerca de la pasión que nos unía: el séptimo arte. Él, Javi Pérez, un profesional que rezumaba seguridad y yo, una post-adolescente con demasiadas claquetas en la cabeza. Como la casualidad no existe, años más tarde (yo como meritoria y él como «mi jefe»), nos volvimos a encontrar en la que fuera una de mis primeras experiencias profesionales: “Siete Mesas de Billar Francés”, de Gracia Querejeta. A partir de ahí y en otros proyectos tuve el privilegio de aprender la profesión desde abajo con el mejor mentor: aquél que no sólo te enseña la «técnica» y el «oficio», sino también la pasión y la dedicación. Porque Javi es puro ímpetu, un hombre enamorado del cine bajo el rol de técnico,  con años de experiencia y sólidos principios… Por cada poro rezuma lo que lleva debajo: un cineasta ávido que no podrá dejar de rodar, día a tras día, aunque sea en sueños. Un profesional como los de antes, cabal y honesto como pocos, al que tengo el placer de contar entre mis mejores amigos. Y aquí me hallo, sobrepasando el espacio permitido para esta entradilla, pero con mucho respeto y cautela por el honor que se me brinda: entrevistar al dueño de este blog sobre su profesión y su apasionante vida: una vida de cine.

Por Alicia Albares

Ayudante de Dirección

 

A.A. Desde que te conozco siempre te has definido profesionalmente como Ayudante de Dirección.  ¿Qué es lo que te ha llevado a seguir este camino profesional?

J.P. Desde que era adolescente siempre soñé con ser director, pues sin duda hay un director de cine dentro de mí. Pero la primera vez que pisé un rodaje de cine y vi cómo trabajaba el 1º Ayudante de Dirección me quede fascinado por el carisma y el liderazgo que la figuraba de éste encarnaba.  Es un puesto de trabajo vital para cualquier rodaje y lo vi claro, quería ser Ayudante de Dirección. Ese trabajo encajaba a la perfección con mi personalidad y el ansia de hacer cine. Me parecía fascinante que una sola persona pudiera tener toda la película en la cabeza y fuera capaz de poner orden al caos. Y así lo hice con toda la dedicación y esfuerzo siendo muchos años auxiliar, otros tantos 2º Ayudante de Dirección y actualmente intentando consolidarme como 1º Ayudante de Dirección en publicidad, televisión o cine con toda la humildad del mundo, ya que hay grandes Ayudantes  que están trabajando muy poco o se han retirado por culpa de la ventolera profesional de estos años.

A.A. Siempre me ha costado explicar a mis amigos y familiares cuál es el trabajo del Ayudante de Dirección. ¿Cómo has explicado tú en qué consiste el trabajo cuando te ha preguntado un profano?

J.P. Sí es difícil, pero básicamente su trabajo y responsabilidad radica en la confección de un plan de trabajo y en coordinar ese plan de trabajo llevando día a día la organización de todos los elementos (humanos y materiales) de un rodaje, y creo que todas las empresas pueden tener un puesto de trabajo similar. En lo que sí me he entretenido es en reaccionar a la exclamación “¡Hala, que guay, ¿no?!” con una respuesta tajante de que esto es un trabajo muy duro, exigente y lleno de sinsabores, tanto si esperas a que suene el teléfono como si estás semanas sin ver a tu familia o amigos porque cualquier rodaje absorbe tu vida personal. Por otras muchas es “guay”, aunque defiendo que  rodar ficción debería ser un proceso fabril (de fábrica) con una buena mano de la filosofía fordista para aunar industria y derechos laborales.

A.A. El departamento de Dirección se encarga de la coordinación de todo equipo artístico, básicamente de actores y figuración.  ¿Cuál es tu relación con los actores dentro de un rodaje?

J.P. Sé por dónde va tu pregunta y sin lugar a duda pienso que Dirección debe ser servicial con los actores y no ser su servidumbre. Los actores siguen siendo junto a la cámara el elemento imprescindible para poder rodar y esta tensión ha derivado en dar demasiadas prebendas a este colectivo. Ya sea por los mitos de la industria de Hollywood o por la mediatización de cualquier actor, el caso es que la querencia de los equipos de dirección y producción es sobreproteger a los actores en exceso. No obstante, creo que hay privilegios que deben mantenerse, más que por derecho, por el éxito del rodaje en sí.  Tener un chófer, un camerino caliente, la comida que deseen o más horas de descanso forman parte de la estrategia para llevar a buen puerto un rodaje. También defiendo que los actores deben ser respetados en sus tiempos de ensayo y rodaje. No soporto ni entiendo cómo el equipo técnico no guarda silencio sepulcral cuando un actor está trabajando y más cuando un Ayudante de Dirección lo está gritando a los cuatro vientos.  Los actores no son robots ni “muñecos” y desgraciadamente hace falta mucho compañerismo al respecto por parte de los técnicos. Y siendo un poco más explícito a tu pregunta he de decirte que mi relación es muy cordial dentro de la distancia profesional, ya que entiendo que Dirección trabaja más “para ellos” que con ellos.

Ayudante de Dirección

 A.A. Empezaste a trabajar a finales de los 90 cuando casi todo el cine español se rodaba en 35 mm. Apenas una década después prácticamente todo se rueda en cine digital. ¿Crees el equipo de Dirección ha acusado la revolución tecnológica?

J.P. Absolutamente. La digitalización ha cambiado todos los procesos, incluido el trabajo de Dirección. Por ejemplo, las preproducciones son más breves y frenéticas. Poder elegir localizaciones y casting con un simple golpe de wassup o tener lecturas de guión por videoconferencia era algo impensable hace años. También los informes (plan de trabajo, ordenes, desgloses, listas…) ya se tienen que servir en formato digital sin discusión alguna. Con respecto al trabajo del Ayudante de Dirección en rodaje considero que el cine digital está desestimando la buena praxis del rodaje del plano.  El rodaje de la toma ya no es algo sagrado, único y costoso desde la voz de motor hasta el corten y se ha pasado de un oficio a una artesanía torpe en muchos casos.  Se echa de menos trabajar con el rigor del celuloide, por todas las ventajas que tenga el cine digital.

Los directores suelen pensar menos en montaje y se pueden permitir rodar tomas más largas no planificadas. Se han introducido prácticas como ensayos grabados o retomes dentro de una misma toma más propios del lenguaje televisivo.  A mi juicio esto puede hastiar al equipo y provocar cansancio y caos. Soy defensor a ultranza de hacer puestas en escena, ensayos mecánicos, ensayos de cámara, marcas de foco, ensayos con actores y figuración y cuando todo está maduro rodarlo en tomas controladas, pero como el consumo de bytes apenas cuesta se están tomando licencias improductivas en la manera de trabajar. También acuso que hay menos respeto al trabajo del Ayudante en relación a esto. Quien debe pedir “motor” es el Ayudante de Dirección, por encima del Operador o el propio Director. Sólo él y exclusivamente él, con independencia del soporte o de la naturaleza de lo rodado. O por seguridad o por mero respeto de todos los departamentos debiera ser así, algo que parece más laxo en los rodajes digitales sin entender muy bien el porqué, porque la organización es igualmente necesaria para cualquier soporte.

También los Ayudantes de dirección deben de estar al tanto de cuando técnicamente lo que se hace en cámara es sumamente necesario o no, y qué es lo que implica, como el false color, ajuste de menús o el chequeo de drops, procesos propios del cine digital que terminan traduciéndose en tiempos que valorar.

A.A. Durante estos años has impartido varios talleres de Ayudante de Dirección. ¿Crees que realmente son útiles para aprender el oficio?

J. P. Como tú bien apostillas ser Ayudante de Dirección es un oficio, que como tal debe aprenderse con el trabajo y los sucesivos saltos dentro de la jerarquía del departamento. Los talleres son complementarios para reflexionar en un aula o en rodajes simulados los imponderables del oficio, pero no para aprenderlo de una tacada. Aprender a “llevar” un rodaje conlleva muchos años y horas de vuelo, por mucho que se empeñen las nuevas generaciones y los academicismos en hacer monjes con el hábito. Solamente la confección de un plan de trabajo efectivo y viable para la producción, y ser capaz de modificarlo en función de cada circunstancia necesita mucho conocimiento sobre todas las variables que tiene una producción, que son infinitas e impredecibles. Los talleres son muy útiles para aprender toda la burocracia informativa del departamento y manejar el Moviemagic Scheduling con todas las trampas que tiene el software para las producciones nacionales.

 A.A. ¿Cuál crees que es la mejor escuela entonces?

J.P. Sin duda, la de la experiencia profesional. Empezar de meritorio con humildad y cien ojos puesto en todos los instantes de un rodaje. Y la actitud es fundamental, y entender que todo trabajo es digno y necesario para llevar a cabo la película. También la suerte de poder entrar en uno o varios equipos y trabajar aprendiendo de los mejores.  A pesar de haber participado en muchos cortometrajes, creo que como mejor se aprende es al amparo de un equipo de profesionales y no con el ensayo-error de tener que desempeñar roles para el que uno no está preparado, como sucede a veces en los cortos. Aún así, cualquier movimiento profesional será fructífero para el aprendizaje, hacer contactos y mantenerse vivo en una profesión con un mercado laboral dificultoso, como es el audiovisual español.

A.A. ¿Qué opinión te merecen los modelos alternativos de financiación de largometrajes?

J.P. Como técnico a mí me da igual que la financiación de un proyecto venga de subvenciones, mecenazgos, inversiones privadas, crowdfounding o herencias familiares. El caso es que si no se reserva una partida para remunerar dignamente el trabajo de los técnicos y actores hacer cine se convierte en un duro divertimento. Y esto sí conduce inexorablemente a la pérdida de industria, que creo que no hay que confundir con la pérdida del mercado.  No comparto para nada la idea del técnico- artista tan en boga últimamente, pues el rédito creativo y la compensación personal llegan a muy pocos técnicos. Esto es un trabajo, un oficio, un modus vivendi, y como tal debiera remunerarse siempre. Entre todos debemos hacer arte, cultura, industria y mercado a la vez, en especial con el cine. Pero la democratización de los medios técnicos ha sido tan feroz que parece una batalla difícil de lidiar, y si a eso le unes todas las crisis que aúna el Sector nos topamos con la realidad que todos los profesionales estamos viviendo.

Javiayudantededireccion

A.A. ¿Qué destacarías como factores positivos y negativos de todos estos años en el Departamento de Dirección?

J.P.  Por un lado, trabajar en una profesión liberal tiene ventajas, a pesar de la inestabilidad, precariedad e incertidumbre laboral. Lo sigo pensando, a pesar de la que está cayendo para autónomos y freelances de este Sector. Ante todo destaco la pasión que siento cada vez que piso un rodaje, con independencia de que sea cine, televisión o publicidad. El trabajo me resulta excitante, pues hay un deseo vocacional de estar ahí, al lado de una cámara y de un numeroso equipo de personas. También me agrada muchísimo la personalidad común de los trabajadores de nuestro Sector. Y lo digo después de haber trabajado en otros muchos ámbitos profesionales. Pienso que somos personas muy vivas, y que sin ser demasiado eruditas poseemos muchas inquietudes culturales y artísticas. No somos grises ni rutinarios, eso seguro.  En cuanto a lo negativo hay mucho que decir, pero últimamente creo que el exceso de endogamia unido a la bajada de la producción está restando muchas oportunidades a profesionales con muchos años de carrera. Soy un fiel defensor de llamar a puertas para buscar trabajo, sin recomendaciones ni vinculaciones previas, algo que es muy difícil por la naturaleza del Sector. Es lógico que tengan prioridad profesionales que ya hayan trabajado antes con esa productora o con ese jefe de equipo, pero no nos viene mal a todos estar más abiertos a dar oportunidades a profesionales desconocidos. Y la otra parte negativa es el difícil cumplimiento de derechos laborales, las jornadas inhumanas y condiciones paupérrimas en las que a veces estamos obligados a trabajar.

A.A. Es bastante común escuchar entre nosotros, los técnicos: “yo no sé hacer otra cosa” y desesperarse ante la búsqueda de trabajo en otros sectores.  ¿Crees que realmente que no sabemos hacer otra cosa?

J.P. En primer lugar pienso que es una putada reciclarse profesionalmente, por mucho que los mensajes del Gobierno y los libros de autoayuda lo describan como algo positivo. Los profesionales de este Sector estamos acostumbrados a llevar ritmos de trabajo extremos y a adaptarnos a nuevas circunstancias continuamente, y eso es un valor añadido que los empleados de centros de trabajo con 35 horas a la semana no poseen. Las destrezas de planificación y organización desarrolladas, en especial para los equipos de Dirección y Producción son valiosísimas para otros sectores y con rotundidad sí sabemos y podemos hacer otras cosas cuando no suena el teléfono. Yo he trabajado en producción y coordinación de eventos y regiduría de espectáculos puntualmente. Es diferente a rodar, pero muy parecido en esencia. También he dado clase en F.P. y en Educación Secundaria y la primera vez que me dirigí a un montón de alumnos pensé que estaba informando a un montón de figurantes… Creo que cualquier experiencia vital y profesional es válida para aplicar a cualquier trabajo, por mucho que los empresarios de este país se resistan a verlo.

Enrique Criado

A.A. ¿Un Ayudante de Dirección es Ayudante del Director?

J.P. Por supuesto. De hecho grandes directores de cine fueron antes Ayudantes de Dirección de otros maestros, como Coppola de Roger Corman, por poner un ejemplo. Yo no concibo ser sólo un puente entre el director y el resto de departamentos, sino que me parece mucho más sugerente meterte en su cabeza para poder adelantarte o sugerirle según su criterio cinematográfico. Hay directores que lo tienen todo muy claro, que hacen los deberes y ante eso, poco puedes opinar. Otros, sin embargo, tienen más dudas y menos claro cuestiones técnicas sobre montaje o realización, y no por ello son menos directores que el resto.  Ahí me parece importante que un Ayudante experimentado arrope las decisiones del director, junto al operador y script.  El cine es el arte de renuncia, tanto en la escritura, en el rodaje o en el montaje, y no hay nadie que sepa mejor ayudar a un director a renunciar que un Ayudante de Dirección, buscando siempre el equilibrio entre la calidad de la historia y los costes de producción.

A.A. También has escrito y dirigido ya dos obras de microteatro. Háblanos de tu faceta como dramaturgo y director teatral. ¿Alguna otra obra en camino?

J.P. Lo de dramaturgo suena muy grande, y más lo de director. Simplemente se trata de experimentaciones y atrevimientos de algunas historias que me rondan la cabeza.  Microteatro ha abierto puertas a muchos profesionales del cine que han querido internarse en la escena contemporánea, como ha sido mi caso. Los códigos de este formato son muy similares a los que se manejan en el cortometraje, por la brevedad, la cercanía del público, la fragmentación constante que  hace el espectador…  De hecho escribí un artículo hace tiempo en el que reflexionaba más sobre ello. Y la verdad es que el teatro es maravilloso para contar las mismas historias que en cine, pero por muy poco dinero, algo que no sobra en estos tiempos. Y sí, lo cierto es que voy camino de la tercera pieza teatral, y que si todo va bien representaremos en mayo de este año en una sala del centro de Madrid.

A.A. ¿Y cuáles son tus proyectos más inmediatos?

J.P.… Que suene más el teléfono y seguir aprendiendo, sin duda. Parece que hay proyectos de cine que van a salir y en los que estaré dentro, pero todos sabemos lo que cuesta arrancar algo actualmente en este país. Y proyectos personales innumerables, como revitalizar este blog, escribir una obra larga de teatro, coordinar un taller de interpretación en inglés y publicar un libro. Y seguir caminando con la que sigue cayendo, que no es poco.

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TÉCNICOS DE CINE ESPAÑOL. REALIDAD Y PANORAMA DE UN SECTOR.

junio 5th, 2012 by Javi Pérez

Creé este blog hace ahora exactamente dos años con el ánimo de escribir sobre todo aquello que había ido aprendiendo durante más de diez años, gracias a los madrugones, las jornadas interminables, los gritos al otro lado del walkie-talkie y el orden del caos que todo aquel rodaje que se precie debe tener.  Tenía ganas de escribir y divulgar a través de Internet todo aquello que no puede explicarse en los libros, los apuntes de Universidad, las filmotecas o librerías especializadas. Creé también este blog para intentar aliviar la zozobra que por aquel entonces comenzaba en nuestro Sector y dar un poco rienda suelta a mi Licenciatura en Periodismo tan poco aprovechada, pues siempre consideré que mi verdadero oficio estaba en el Departamento de dirección, a pesar de las constantes incertidumbres y agridulces tragos de la profesión.

Y hoy continúo escribiendo, motivado por el espontáneo grupo de técnicos de cine español que se ha creado durante estos días en Facebook (ya van más de 14.000 en apenas una semana), donde se han generado debates cruzados, duras críticas, diatribas y lamentos varios por parte de un buen número de integrantes del grupo. Desgraciadamente he tenido demasiado tiempo para leer, conocer las incorporaciones, saludar a compañeros y extraer un buen número de conclusiones, que si bien no serán soluciones inmediatas a la crisis del Sector, si aportarán una dosis sosegada de reflexión sobre la complicada cuestión.

Técnicos de cine español. Realidad  y panorama de un Sector (1995-2012)

Según los datos del Ministerio de Cultura el número de películas que se han producido en nuestro país se ha duplicado prácticamente en una década y el número de horas de ficción española ha inundado todas las parrillas de televisión. El crecimiento ha coincidido con la explosión de escuelas de cine, másteres oficiales, formación profesional, carreras universitarias y un sinfín de academicismos y enseñanzas homologadas en torno a los medios audiovisuales. Años donde los hijos mimados de una generación podían optar por estudiar y formarse para tomar el relevo de una industria, cuando la inmensa mayoría de profesionales en activo provenían de una escuela diferente: la de la experiencia, el oficio, el paso a paso y el oír, ver y callar de la jerarquía de cualquier oficio cinematográfico.

Eran los años del ladrillazo y de la cultura del pelotazo, donde el cine estaba protegido, subvencionado, apoyado por las televisiones, y la publicidad audiovisual seguía arrasando con sus movimientos millonarios. El futuro de los técnicos audiovisuales estaba puesto en una generación a los que se les había taladrado el cerebro que una titulación valdría para algo y que todavía se les permitía soñar para dedicarse a aquello que les movía las entrañas y el corazón.  Poco a poco, sibilinamente y con cierta candidez fuimos cogiendo el relevo, introduciéndonos por los huecos que nos dejaban el amiguismo o la endogamia propia de una industria baja llave, pero abierta a su oportuno crecimiento. Quizás fuimos los últimos que escuchamos hablar de la ominosa “escuela antigua”, de tratar con respeto y admiración a los jefes de equipo que peinaban canas, cuyos nombres se habían impresionado en las mejores películas del cine español o de saber que formabas parte de un equipo cuyo jefe te defendería ante el más sanguinolento productor en caso de injusticia, sin necesidad de estar afiliado individualmente al sindicato. Y así, saboreando las miserias y ardides del meritoriaje, con cien ojos y doscientos oídos en todos los lugares de un rodaje, aprendimos un oficio y nos creamos un hueco en la indolente industria. Lo sabíamos porque pronto nos volvían a llamar cuando veíamos caer a compañeros indisciplinados y rebeldes, después de varios rodajes conocíamos a buena parte de los técnicos y los directores de producción valoraban el número de películas que llevabas encima sin necesidad de presentar ningún currículo.  Y algunos podíamos rechazar rodajes porque se nos acumulaban o simplemente necesitábamos un descanso en nuestra vida cuando las cuentas corrientes eran altas y sonantes. Fueron años donde los centros de producción se extendieron a numerosas comunidades autónomas (Galicia, País Vasco, Andalucía, Comunidad Valenciana) intentando emular la fragmentación propia del modelo de Estado y aprovechar los fondos autonómicos para hacer más política y escaparate que cine y solidez industrial. Y todo parecía ir más o menos bien para los que apostamos por un departamento, por un oficio y por un aprendizaje responsable basado en la humildad y la experiencia.

Pero todo esto se acabó, o al menos mutó en lo concerniente a las reglas del juego del trabajo de los equipos técnicos en cine. Desde hace unos años, buena parte de los técnicos cinematográficos tuvieron que emigrar a la ficción televisiva porque la industria se extendía más por aquí que por la gran pantalla, y la publicidad bajó sus tarifas y sus jornadas se hicieron sufridas e interminables, por lo que los técnicos menos artistas también preferían obras y servicios más extensas y menos sufridas.  Paulatinamente la pérdida de nivel adquisitivo de los técnicos se acrecentó como la de cualquier otro trabajador español y una explosión de jóvenes trabajadores con excesivo academicismo empezó a bajar las condiciones salariales que el mercado en años de bonanza había regulado.  Las productoras de televisión empezaron a incluir becarios o estudiantes en prácticas que desempeñaban trabajos sin remunerar propios de los auxiliares de cada departamento. Las productoras de cine empezaban a reconocer el término “bajo presupuesto” bajo el pretexto de utilizar soportes de imagen digitales a la vez que hacían demagogia sobre la emoción de la cinefilia vocacional de casi todos los técnicos.

Y así un suma y sigue de escarnios, con tropecientos de licenciados, masterizados y profesionalizados que creyeron que el título hace al profesional al igual que el hábito hizo al monje: jóvenes técnicos de una generación digitalizada, multitarea, binaria, demasiado inconsciente y bien acomodada en los fueros de sus respectivas familias. Todos ellos han desplazado con ansia, a cualquier precio o a ninguno, a los antiguos técnicos de un sistema meritocrático, solo por el hecho de estar dentro de una industria que ya les escupía antes de profesionalizarlos porque ellos mismos tomaban las riendas de un modelo de producción low cost. Una joven generación que por primera vez tiene en sus manos los medios de producción, pues ahora hacer cine parece más fácil, barato y se puede hacer en casa y con amigos. Una revolución del mercado sin mercado bajo un nuevo paradigma que sigue cohabitando con el modelo clásico de producción, distribución y exhibición en masa, donde conceptos como “crowdfonding” o cooperativismo no terminan de convencer a los técnicos del modelo anterior. Internet también ha aportado su  guinda al pastel sin entrometernos en la piratería o en los planes de nuestra anterior ministra-directora. Todos los días se depositan en la Red ingentes productos audiovisuales sin orden ni concierto, niveles de calidad o amortización, donde se terminan de desdibujar las fronteras existentes  entre lo profesional y lo amateaur, con independecia del tamaño de su pantalla.

Y parece que este colectivo de trabajadores, fortalecido a través del poder de cohesión de Facebook, está intentando derribar las barreras geográficas, departamentales o generacionales  para expresar libremente un descontento clamoroso y unánime ante el actual paro y las onerosas condiciones laborales del Sector. Y todo ello justo una semana antes de que el sindicato (TACEE) celebre una asamblea abierta en Madrid y Barcelona (sábado 9 de junio de 2012) donde se expondrán todas estas cuestiones en aras de buscar soluciones moderadas para todos los que una vez soñamos trabajar sin pesadillas al otro lado de la pantalla.

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"En esta industria, todos sabemos que detrás de un buen guionista hay siempre una gran mujer, y que detrás de ésta está su esposa.".
Groucho Marx (1890-1977) Actor estadounidense